lunes, 17 de enero de 2011

se desarticulaba, invadida.

Un desmentir irresistible
de una vibración cerebral, irracional
que pataleaba astuta
sin desterrar su destino injusto,
chueca se asustaba,
un destierro inerte de poca banda ancha
que no se pudo bajar de la www.
Mañanero,
en que me refregaba lagañas,
el sol brillaba atónito
y estupefacta tu mueca
se desarticulaba, invadida
del sentir intenso,
que desacostumbrada
nunca cargabas,
y especulando
calculabas calambres
de falta de calma,
ansiedades como las de antes
del amor,
sin compromiso
derritiendo resplandores
jugosos e internos
que cegarían,
a las tuertas más secas;
y vos no te volves a reír
más nunca,
desparramas en gestos
una tristeza contagiosa
invasiva y honda,
y todo esto porque transitaban,
sin aflojarle a la piola
y por tratar como cualquiera
al cordel que se agalleta,
y la sobra desborda
una mano que no acompaña,
desayunos agrios
sin encantos empalagosos,
con una urgencia de empuje
infaltable,
un desliz va al contraste,
gratuitamente y mío
aunque partido al medio,
aplacaba sospechas infundadas
y repetidas,
para cambiar el rumbo
sin agresiones
yo enviaría bendiciones
a quien las necesitara,
también repartiría las flores
y los espejos de mis
partes,
contradictorias y ambiguas,
para que te pierdas
al fin, de las certezas
que te encierran
en la cabeza
esa.
y el tacho vacío
reproduce los ecos
mas sonsos.