lunes, 15 de junio de 2009

Evitando encontrarte
mande mi vista al cielo;
y hasta allí llegabas,
y en mi cabeza, tu te anclabas
tan grande
persiguiéndome
como las estrellas al cielo
sincronicidad.
Porque valías cada segundo
de mi estúpida persistencia,
debo superar las trampas
de mal amar…
dejarme volver a abrazar
sin perder la libertad.
Ese nivel que cargas
tan dulce y tan agrio
tan atrapante y
tan deseable
como para tenerla todos los días
tras tus ojos bien azules,
y esa fuerza incontenible
que marca detalladamente
cada unas de tus poses y fachitas.
Taradear mimoso
y tararearte estas letras al oído.
Y lo picante pasaba, como
con mis tragos al agua
y la efervescencia provocada.
Desterrar esa emotividad incipiente
volverlos profundos
vínculos humanos.
Como esa lluvia que me describía
abajo, intermitente
desde su ritmo;
mitad barrida tierra
mitad polvo húmedo.
Y el bosque trepa,
desde mis pensamientos
aunque en tu cabeza no te quepa
y la tranquilidad invade mi actuar
que se calma.
Se aploma, más no se espanta
no acata, rumbea originando,
seguridad encontrando, la identidad
reflejando, entre amigos
ilustrando,
y esos tangos
tan hondos para los ánimos
que tu neutralizabas.