viernes, 4 de junio de 2010

xprmnt-narración atolondrada


esta testeado que la gente no lee + de 1 minuto 44 de promedio en este blog apurense para leer estas dos hojitas

Narración atolondrada, de la nación bicentenaria de un transito que siempre se apura, que buscas de la vida y tu subsistencia, de la pura pura, de un tren que rebalsaba prendas interiores y abrigos livianos, caras largas y oídos colmados de audífonos para ensimismarse en la burbuja antisocial, ringtones que no dejan pasar desapercibido a ninguno de los celulares con mas tecnología o tunings que imagines o que o podes imaginar, al mismo tiempo se incrementa la sensación del vacío de la existencia de las vidas que maduraban y disfrutaban desde más allá de lo que perciben esos tristes ojos; posteriormente atento para transitar un cajón de cabezones de vibra baja y marchitos, para desplegar un sinfín de contramarchas y ajustes eclécticos, que me describen tan claramente y de la misma forma para los impulsos de mis pensamiento; role cordones y pise baldosas flojas que no lograron salpicarme, amague pisadas girando sobre el mismo pie y seguí al quiebre de las caderas al ritmo de los redondos que cargaban mis oídos y movían mis labios tarareando, aunque si me ves de afuera creerías que estoy bailando reggaeton, merengue o salsa, esquive colectivos que me amenazaban iluminando cuando invadía su línea y su genuino derecho, hasta que llegue al tumultuoso once, después de Pueyrredón una cuadran o dos antes de que empiece al ser cruzada por la Rivadavia, después de un sinnúmero de choques de veredas, con espantapájaros y mamotretos de mil razas desparramados con velocidades inciertas, sin un fluir deseado, llevados a cabo por la inercia ventajera y retrograda de las estrellas del calamar de neptuno y por la mismísima carencia en su instrucción y entendimiento, y en el anárquico fluir urbano de las personas individuadas de este país sin tendencias humanas, que cada vez más, me-enemista, trababa una reflexión interesante por no tener una adecuada instrucción en el espíritu critico y ser débil como para dejarse convencer por una de las partes y perderse de vista el fenómeno, te preparan discursivamente para vaciarte de reconocimiento y así estar cada vez más preparado para pensar en el miedo y en las especulaciones antipopulares o en las rentas tan de moda entre los 70s y los fines de los 90s... los mismos de siempre y los mas panchos…que solo hablan y no saben del barro encerrándose en los barrios cerrados.
Había ajusticiado mis impurezas internas y mi tembleque insaciable y decidido daba trancos largos para superar la marea de personas, el parlante avisaba que mi eleccion se trataba de un tren rápido a Morón y después con parada en todas hasta Moreno, con un eco abstracto y un ruido blanco penetrante, el sarmiento transportaba siempre un agite imperecedero, una potencia dormida y turbia que aun no se descifraba, una experiencia que hecha magia y las luces de las lamparitas amarillas que no ahorraban nada, surcaban los techos de ese vagón vacío al cual me subía al fin, en primera instancia por mi físico y por mi cercanía al detenerse, elegí la esquina mas cercana que era la esquina exterior izquierda es decir que viajaba mirando la avenida Rivadavia, abrí la ventana, me tome un tiempo para nadar mi mirada en las otras miradas, recorrí sensaciones instantáneas detrás de las muecas y los ojos, reconocí ánimos, texturas interiores, perfumes y tufos que recordaba de no sabia donde pero que me llevaban a nadar el recuerdo cada vez mas frágil e indescifrable para esta vida tan agitada, una barba candado muy cursi me daba gracia y me reía por dentro mientras escribía todo esto ante un mirón que miraba sin sacarme su mirada, una charla del raiting de la noche anterior televisiva, tan ferviente como si se tratara de equipos de fútbol rivales, folclorizando el bando del monopolio sumaba sus porotos y el bando de las personas cada vez mas era la fija, un evento confuso y corridas por donde nadie pasaba, intranquilidad y propensión al abuso en todo sentido, un panchero zorro pijoteaba condimentos y lo compartía conmigo y con una gorda que babeaba por el ketchup al lado mío, un chipacero que se mandaba la parte que sus chipas eran los mejores de todo el oeste y provocaba con sus olores y temperaturas, una víscera azul ponía fuerte un tema de los palmeras en su celular y captaba unos coros al mismo tiempo que robaba unas sonrisas por demás cómplices, un vendedor de birras calientes agachaba la cabeza en el corredor que se afinaba y se volvía pasillo finito y que es salvajemente insultado por gente del otro vagón que lo corría y le pinchaba las ventas en este, y los muchachos ajustaban las caripelas que necesitaban con urgencia desmedida las virtudes de un porroncito fresquito para llegar a casa, sedados sin los patos volados, desarticulados con el relax de dos porrones de medio litro, un mostacho parlanchín se hacia el que hablaba por celular y gritaba desatento llamando la atención hasta que lo permitió la masa, en su singularidad esbozo el basta donde emerge una voz autoritaria y lo callan, lo real es que estábamos viendo lo que era, lo que seria y lo que trascurría en el después de la jornada, como es tan común el discurso de la victimizacion ante la sociedad, es primar el deber ser por sobre todo y el que dirán, se palpaba en todas sus miradas hundidas, ese gesto de tironear el cobre para ver si vuelve la chispa continua y no somos fugacidad de esperanzas, es esa decepción genealógica la que se notaba en todas sus mañas gastadas y en el automatismo moderno, ese desprecio por la virtud humana el cual yo no entendería nunca aunque fuera parte del mismo momento histórico, como de ese disfrute mismo por la alineación sin sentido.
Trague aire puro aunque sin que pudiera cuantificarlo, o mejor prefería creerme que ello hacia sin tampoco calificarlo, dispute una sonrisa con una señora que llegaba tarde y pretendía mi posición estratégica, yo no podía perder el hilo por explicarle la razón, o mis causas, desarrollar la mirada del estudio y mi estrategia para mi aprendizaje, decidí narrar todos los tránsitos como si estuviera documentando mi percepción que iba mas allá de mis letras, pensé en el filtro de lo que era desde3 la lapicera a lo que se volvería cuando lo publicaras, pensé en la precisión de un paisano de las estancias y en sus mañas para arreglar los fierros y las maquinas, hasta que empezaron a invadir el espacio de mi compañera de asiento, la muchedumbre clamaba dioses y demonios, sufría la excusa de la hora pico, no era divisible ni tampoco identificable, era una masa que reaccionaba con una sincronización terrible y una simetría envidiable, esto no quiere decir que algunos no se aprovecharan de la inercia¡¡
Recapitulo quien invadió nuestro espacio era una señorita con cara de revelar mis prejuicios, así que he decidido proseguir con la narración sin prestare atención a lo que pensaba de ella, tener un sesgo más objetivo o mejor expresado a intentarlo; es decir conducirlos con mi relato obviando esa parte, lo que voy a narrar de su inocencia casi adolescente, tuvo que ver con una actuación a defender su cartera aspaventosamente, como dejando en evidencia a su próximo, como un delincuente, jugando al desprestigio gratis, a medida que el vagón se iba llenando, ella venia leyendo el diario de divulgación gratuita en los andenes del sarmiento, paso las hojas de actualidad y política rápidamente como quien desconoce las cosas, tan rápido hasta que llego a la sección espectáculos, la que hablaba sobre el programa del que se tatuó de grande no en su adolescencia, mht en el prime time del caballito de batalla ideológico del multimedio monopólico que prefirió popularizarse siendo lo que siempre desprestigiaba, como decía liam de prodigy a mis oídos en el cumpleaños de un hermano... Voy a poner una camisa de hierro, y perseguir al diablo de la tierra/Yo le voy a enviar al espacio de afuera, para encontrar otra raza, nunca justificaría ningún llanto, ni los que he dado como buen marrano que soy, agujeros, carencias faltantes....es el orden del desorden, es el foco que yo mismo desenfoco, son las emociones extrasensibles las que no podes narrar, son las certezas absolutas con las que contas, son las cursilerías baratas y astutas con que nos despistas, son los desprecios plausibles y los conforts más aislantes.
Para llegar a casa y comprometerme con la sonrisa y un gin tonic al fin, recordar lo que nunca debo y escapar de los malos recuerdos leyendo Cesar vallejo “ Trilce” 1922.