domingo, 29 de noviembre de 2009

la reina...

Silbando una melodía acida,
veías lo bueno, adentro
y en toda la vida
así también,
todo lo embebías;
y nos regalabas
mil sonrisas, picaras
unidas
como fuerza,
o energía
para liberarse
y levantarse
tras el recurrente
tropiezo
y el error contencioso
justificado.
Y la inercia del ayer
pesaba toda tanto
sobre los hombros,
y vos dabas,
vuelta otra pagina.
Deja ver la resistencia
y de ello, eras
La reina,
y traslucías lo mío
mas allá de las capas,
para tatuarlo
en las estrellas cercanas
convidando resplandores
centellos y amores.