martes, 20 de julio de 2010

la mañana y el aire frío-(polar)


Una llovizna cruel,
una verdad a medias, partida
tres corporatocracias antropotécnicas
futureando organizaciones
logran un barro espeso y manchado
que es vecino de un hoja borroneada
con una poesía urbana
que desea ser poseída,
desde una mezcla, en espera
por reacciones contenidas
de sus componentes
para realizar su esencia
imperecedera
sin escala.
Me pega el aire frío
de una creación que logra vacíos
en raspones de ecos desajustados
sin bendiciones purificantes
tomo un amargo lavado
y se me zarandea la frente agitada
de pensamientos desgastados,
entonces doy un sorbo de vida
lamiendo las mieles
que me vuelven más adicto
a reconocerme en las personas,
y me salen
unas lengüitas del mate
que hablan con sonidos etéreos
de ritmos mixtos y cóncavos;
un limón exorcizado
y mis dedos cansados
ya no encuentran las notas
tras los trastes gastados
fue cuando desatenta
mirando un pelo encarnado
y en la raíz de la pena
vos me sujetabas los dos brazos
echándome
con las palabras desde tu boca
gritando y desoyéndote
para resetear lo emotivo nuestro
como se borra un disco duro,
sin poder, mirarme a los ojos
escupiendo las calas y su tintura
posadas en el inodoro
despreciando mi sorpresa,
igual andabas con el paraguas,
como andan los cualquiera,
confundidos
sin mi ofuscación ni mi ceguera;
Atilio se va hasta el cielo
gateando caprichos compartidos
sobre cucos avivados
por el puto mercado apalancado,
tres mozas derrochaban
candombe y tambores en la ribera
y en mi imaginación iban
con mil zorzales pintados
sobre sus galeras,
para disfrutar
de estas vacaciones mentales,
en la burbuja del aislamiento
con la enseñanza
de la tortuga en invierno,
donde manda el movimiento quieto
y en la repelencia
en que nos reconocemos uno
el ser es, profanado intersubjetivamente,
para llegar donde queremos concentrados
no de los pelos,
un puño fuerte resiste ideales
que están en el borde,
y yo intento
un envenenamiento irónico desde las letras
para curarte conservándote lo bueno,
aunque es vociferado
con una tristeza incalculable,
para estremecer la angustia flaca
arrinconándola, no se puede ser tibio
acumulando experiencias
en contrastes,
con los sueños más apetitosos
de banquetes bien picantes
con gambas al ajillo en los platos
y de marco unas estereotipadas piernas largas
que enloquecerían equivalencias
y medidas preestablecidas,
un sudor teatral condimenta el aire
y desprenderían entre todos
un calor tan agobiante
volviendo carnavales en pleno invierno,
excesos con vinos espirituosos
en sandias sin semillas
y una descarga
en vos que se vuelve sonrisa
otra imagen eterna,
dos morisquetas coquetas
y una expresión que disolvería
en agua, el mal más malo,
y yo tiraba mis sandalias
y te convidaba mi magia
con la sabiduría
de mis plantas.