Saboreaba
florados verdes
y los pétalos de rosas,
espinosas y ásperas
con las más golosas,
la próxima como jazmines
aunque parecen venenosas,
quiero que llueva ahora
porque esta muy pesado
para contagiar opiniones.
Y en el desafío de reconocerme
me aferraba a emociones
imperecederas,
como si fuera de ellas, un soldado
su burbuja o un custodio real
en esa obediencia al ideal,
y sentía bien fuerte siempre
lo bueno y lo malo,
lo que acá, acaece
porque no podía
ser nunca, a medias,
entonces la rebeldía
el poder de atracción
esa sincronicidad
y esa tensión desde los extremos,
al mundo lo rompió el mercado
con sus modelos de exclusión
y de acostumbramiento
al sometimiento y al espanto,
y esta en la zanja el mocoso
pescando anguilas con los dedos
y sino fuera tan creativo
con su supervivencia
a prepararse para los saqueos;
violento
saboreaba boquillas
estrechando los labios
y buscando las más armónicas
melodías,
escapaba del llanto,
como de la jaula
de compases y ritmos.
Y del recuerdo no se lavaba,
con ningún agua viva,
temblando frágil
como un flan sin huevos,
la imagen eterna sin reposo,
en las que un viento presuroso
se burlaba de tu flequillo y sonreías,
y yo daba un levantín
de tres chiflidos;
las sustituía en ocasiones
y en otras solas se marchaban,
una masturbación intelectual
es como un viaje de ombligo,
y ya no interesa
que es lo que tanto te pesa.
Sobrevive quien entiende
que todo pasaba,
no quien malabarea
imponiéndose sin respeto
con mentiras y farsas.
Son daylight songs
arriba los culos,
confort no aseguro
crisis constantes,
rebajas de marcas
lava cabezas penetrantes,
y el vacío de la angustia
no es como el del hambre.
Pensaba un vuelo
repensado,
una integración posible
de charcos y calles de tierra
un sueño de las palabras altas
uno para salir del barro,
yo avise,
llegaba tarde
ese domingo sin horizonte
peregrinando agujeros
constantes,
un arpegio de bajos
y de falsos armónicos,
uno de barrio y de fuleros;
uno de unos y ceros.
